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Delivery “low cost”: cómo es trabajar para una app en Argentina

18/02/2019

En menos de un año de haber desembarcado en el país, varias aplicaciones están en las principales ciudades de Argentina. Ya hay miles de personas que trabajan para Glovo, Rappi, PedidosYa, RapiBoy y Uber Eats.

En épocas de crisis, cualquier trabajo que ayude a ganar un dinero extra sirve para sortear obstáculos. En menos de un año, el boom de las app de delivery desembarcaron en Argentina y en las principales ciudades del país.

Chalecos naranjas, mochilas amarillas y rojas se entremezclan en el paisaje urbano arriba de sus bicicletas y motos repartiendo pedidos. Miguel es venezolano y se instaló en Córdoba con su novia y dos amigos. Comparte un departamento en barrio Alberdi y en sus ratos libres -y para sumar un dinero extra- utiliza su bicicleta para realizar las entregas.

Como Miguel, decenas de personas que no cuentan con un trabajo formal se sumaron a esta experiencia de delivery online en varias ciudades del país. En Córdoba, por ejemplo, muchos estudiantes hacen lo mismo para sumar un peso extra que los ayude a afrontar sus gastos en la universidad.

Pero no todo lo que brilla es oro. Más allá de los anuncios pomposos que las apps de delivery presentan en sus portadas webs, también existen puntos flacos que en menos de un año generaron polémica en la sociedad: precarización laboral y una protesta por parte de los “rappitenderos” en Buenos Aires exigiendo a la empresa mejores condiciones de trabajo.

Cómo trabajar

Todas las app de delivery tienen la misma modalidad: los consumidores realizan la compra de comida, de un producto o solicitan el pago de una factura vía una aplicación móvil, la cual indicará el costo extra por el servicio. De esta manera, los clientes pueden saber en cuánto tiempo llegará su pedido, el nombre de quién lo entregará y la ubicación del cadete. Y tal como las otras plataformas, los clientes abonan en efectivo o con tarjeta. Si se elige el envío de una comida, la persona podrá escoger entre una lista de restaurantes que ofrecen precios de cada uno de los platos, más los gastos de envío.

Para esas empresas las personas que realizan delivery no son empleados sino colaboradores. Y no trabajan, sino que hacen favores. Hasta hace unos meses, Rappi le cobraba a sus mensajeros la caja para transportar mercadería, el uniforme y una batería para recargar el celular. Aunque esas condiciones cambiaron después de octubre, cuando los cadetes realizaron la primera huelga en el país contra la empresa colombiana de delivery.

Generalmente, las jornadas de trabajo en estas aplicaciones de delivery se componen de dos franjas pico: de 12 a 15 y de 18 hasta la medianoche.

Glovo fue creada en España y es el principal competidor de Rappi en Argentina. Ofrece el mismo servicio. Ambas tienen su ganancia en los convenios que firman con otras empresas, a las que le tercerizan el servicio de delivery. Otras empresas, en cambio, prefieren contratar otro servicio, como el de la uruguaya PedidosYa, que tiene un vínculo más formal con los empleados. Los mensajeros, por su parte, se quedan con todo lo que obtienen por el traslado, ya que no deducen comisiones.

En Argentina, la ganancia que deja por entrega varía de una aplicación a otra, pero el monto oscila entre los 35 y 50 pesos más propinas. El campo de acción es la economía de plataformas. Se trata del mismo modelo del que se alimenta Uber y que se autodefine como un servicio de “comunicación o nexo” entre prestadores y clientes. Sin empleados, tan sólo socios autónomos.

Empezar a trabajar en estas empresas es muy fácil: hay que bajar las aplicaciones y registrarse, presentar DNI o, en el caso de los inmigrantes, la constancia de ciudadanía en trámite,  ser mayor de 18 años, tener licencia de conducir, hacer una capacitación de unas horas y en el caso de Glovo o Rappi ser monotributista.

Organizados

Los trabajadores de aplicaciones se presentaron en la Secretaría de Trabajo para inscribir formalmente a la Asociación de Personal de Plataformas (APP), el primer sindicato de plataformas digitales de América. El gremio busca organizar a los trabajadores que transportan productos en el marco de las nuevas tendencias.

La inquietud fue a raíz del paro que protagonizaron los repartidores de Rappi en Buenos Aires en 2018. En ese marco, los trabajadores comenzaron a reunirse y a discutir cómo mejorar sus condiciones de trabajo. A través de la creación del sindicato, los trabajadores plantearon que buscan «una forma de darle mayor legitimidad a sus reclamos en busca de mejoras».

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Por: comunidadpresupu-admin

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